miércoles, 7 de noviembre de 2007

Libertad creadora o resignación

En estos días leí un artículo donde aparecía esta frase: “la relación de Dios con su pueblo es un llamado al dinamismo y no a la resignación”, me quedó dando vueltas y me resistí a actuar como un religioso obstinado, que muchas veces en virtud de defender una “verdadera doctrina”, no se permite un análisis sin prejuicios. Probemos.

No podemos resignarnos a pensar de manera reduccionista que Dios decide “desde arriba” todas las cosas y listo (como la única verdad bíblica existente), el hombre debe vivir una realidad dinámica de responsabilidad en su papel como criatura. Y debe quedar en claro, que la responsabilidad del hombre y la soberanía de Dios no se contraponen, ya que son verdades bíblicas paralelas.

Jürgen Moltmann dice: “la libertad es un movimiento creador”. La libertad no solamente se mide en la posibilidad del pecado, sino en la necesidad de trascender el presente hacia el futuro mediante pensamientos, palabras y acciones redentoras. Paul Tillich coloca un concepto de libertad como fundadora del destino: “La libertad es experimentada como deliberación, decisión y responsabilidad. A la luz de ese análisis de la libertad, se vuelve comprensible el sentido de destino”.Entonces, ¿Dónde queda Dios en este proceso de libertad creadora? ¿No era que él decidía todas las cosas?Es precisamente, la libertad que Él nos provee en Cristo, lo que forma el cimiento del vínculo de la alianza entre Dios y nosotros. Dios controla todas las cosas, pero a su vez el hombre se encuentra dentro de un movimiento creador que lo coloca como protagonista y responsable de sus decisiones.

En toda la Escritura vemos que la presencia de Dios en la vida era percibida ante todo, como llamado, como dinamismo, como futuro, que atraía y llamaba al pueblo a ir hacia delante, no permitiendo que se acomodara en el camino. Al decirles “Haré de ustedes mi pueblo; y yo seré su Dios” (Éxodo 6:7), los invitaba a ver que la relación que tenían con él en el presente era apenas una ‘muestra gratis’ de aquella relación que se daría en el futuro. Animaba al pueblo a nunca contentarse con lo que ya poseía y a profundizar allí donde estaba escondido el germen de toda libertad.

La presencia de Dios debe ser percibida y vivida como el fundamento de la esperanza que nos anima y nos hace caminar. Debemos entrar en el dinamismo de la construcción de la historia que pertenece sin duda a Dios y que nos invita a unirnos en un camino de libertad creadora (que aunque suene paradójico) ya lo recorrió Él primero.
En resumen es un llamado al dinamismo y no a la resignación.
Caleb

3 comentarios:

Seba Menay dijo...

Buen artículo, edificante y motivador para los que estamos medios flojitos jejeje.... si kieres polémica ponte otro luegito porque este es más bien un devocional calvinista jijijiji. bendiciones

Javier dijo...

que paradojico el devocional esta hecho en base a dos teologos que son considerados liberales por el mundo conservador je je je je je No todo es malo, examiadlo todo y retened lo bueno.

Paul tillich es un gran genio junto con Moltmann los e leido directamente son interesante.

Jonathan dijo...

Buen artículo Caleb... sólo una cosa: al decir que la soberanía de Dios y la libertad humana son doctrinas bíblicas paralelas ya estás dejando implícito que son dos verdades opuestas o, en el mejor de los casos, que no se tocan. La verdad es que la libertad humana existe precisamente porque la soberanía de Dios le da existencia. En otras palabras: si Dios no fuera soberano nosotros no podríamos ser libres.
¡El llamado a la acción (que es lo central) está ok y estoy 100% de acuerdo!
¡Abrazos!